martes, 27 de septiembre de 2011

The Coasters - Greatest Hits



Muchos conocen la exitosa carrera que Esteban llevó a cabo en Estados Unidos en los años 40', liderando algunas de las Big Bands de jazz más prestigiosas de las que se tenga memoria. Sin embargo, pocos conocen el período que vino después, uno de los momentos más duros en la vida de Calamucha.

Corría la década del '50 y Esteban -en bancarrota tras haber gastado todo su dinero en pagar la fianza que lo sacó de la prisión- se encontraba trapeando los pisos de una mugrosa cafetería norteamericana.
Pasaban los días y, mientras cientos de estadounidenses obesos disfrutaban de trozos de tocino frente a sus ojos, Esteban comenzó a trabar relación con los demás empleados del lugar, un grupo de muchachos negros que tenían como hobby cantar a capella.
Así fue que Esteban se sumó a ellos y decidieron aprovechar el tiempo que compartían lavando copas y barriendo el piso para elaborar canciones, todas cantadas a varias voces y cercanas al Rhythm&Blues.

Lo sorprendente es que la cafetería en la que estos muchachos trabajaban resultó ser contigua a otra propiedad importante en esta historia: Atlantic Records. Fue así que uno de sus altos ejecutivos (cuyas debilidades eran las mujeres y las hamburguesas con queso) los escuchó cantar en la cocina de la cafetería y fue cautivado instantáneamente.
Este fue solo el comienzo de la carrera de The Coasters, marcada por años de éxitos, con hits como "Yakety Yak", "Poison Ivy" o "Down in Mexico", aquella que Quentin Tarantino reutilizara para el lapdance cachondo de "Death Proof".
Sin embargo, y a pesar de ser el mentor principal de la banda, Esteban jamás pudo (por razones obvias) mostrarse como la cara visible de este grupo, integrado en su totalidad por cantantes negros. Si bien esta experiencia no le trajo a Esteban la fama que estaba persiguiendo desde hace años, sí le permitió consolidarse como uno de los altos ejecutivos de la disquera Atlantic Records, donde desarrolló la carrera que ya todos conocemos.


Aquí el link:

viernes, 16 de septiembre de 2011

El ritmo que se siente sabroso como jugo de manzana

Vamos a hacernos cargo de la verdad. Esta situación no da para más y es hora de aceptarlo. Todo movimiento de esta magnitud pasa por momentos así y hay que saber reconocerlo. Pasó con Cristo. Él tuvo una idea revolucionaria para los medios: hacer un ciclo televisivo al que asistan invitados y se sienten a cenar con el conductor. Se llamaría Cenando con Jesús de Nazaret. Sin embargo tras filmar el piloto, al que asistieron 12 amigos suyos, alguien le contó la idea a Mirtha Legrand, que crucificó al conductor y mil novecientos setenta y pico de años después lucró con dicha idea. La filmación de ese piloto continúa aún hoy inédita...
Pero bueno, volvamos a nuestro tema. Intentamos construir un imperio económico alrededor de nuestro héroe cuando en verdad este es un movimiento social y cultural. En el proceso de querer difundir masivamente sus ideas e historias perdimos la esencia que lo compone, su estrella. Un dólar y medio después, estamos en condiciones de admitir que fue una decisión como mínimo pedorra. Por suerte, releyendo los escritos de Esteban Calamucha encontramos una anotación hecha en su diario que decía: "No hagais forradas como poner publicidad de Groupon junto a mis enseñanzas". Contundente.
En otras palabras, es un orgullo para nosotros volver por vez número un millón y decirles, renacidos como el fénix, que Esteban Calamucha espera abierto de piernas que sus seguidores penetren su sitio web. Se va la publicidad, vuelven los links y... hay una novedad. Van a empezar a haber compilados orginales, mixtapes de nuestros tiempos hechos por el mismísimo Esteban.
El pueblo, feliz, recibe a su líder una vez más.



Queremos aclarar que no se nos ponen coloradas las mejillas por comparar a Jesús con Esteban Calamucha ya que entendemos que Jesús también es importante y tiene seguidores.